CUENTO
VIAJERO
Hace
mucho tiempo en una aldea vivía un niño llamado Luis. Le gustaban
mucho las aventuras. Un día, paseando, vio un cartel y lo miró con
mucha curiosidad. Ponía “Se buscan hombres para vivir aventuras”.
Luis quería vivir emociones fuertes y se fue a la sabana en busca de
aventuras. Pero antes de iniciarlas se puso una serie de pruebas para
ver si era capaz de resistir los retos que se le podían presentar.
Para ello, se impuso superar tres retos: resistir dos semanas sin
beber agua, abrazar un cactus y andar 3 Km por el desierto. Cuando
termino las pruebas ya sabia que era un hombre para vivir aventuras.
Llego
a la aldea y le contó a sus amigos que iba a ser aventurero. Se
apuntó y la primera aventura que le encomendaron consistía
encontrar una momia egipcia. Se fue a Egipto. Encontró una pirámide
que aún no había sido descubierta. Se adentró en un laberinto que
tenía muchas trampas. Se perdió y…¡huuuu! Vino una momia con una
espada para atacarle. Luis no se asustó y pensó que como había
estado en la escuela de aventuras podía vencer a la momia. Venció a
la momia y la sacó del laberinto.
Cuando
salio de la pirámide le encargaron otro reto: eliminar una
gigantesca serpiente de tres cabezas. Cuando Luis se encontró con
ella, saco su machete y le corto las tres cabezas. Le arranco un
cuerno y se lo llevó como prueba de su hazaña.
Cuando
emprendió el camino hacia su casa, se encontró con un ave gigante
que le cogió con sus garras y lo dejó en un barco.
Él
lucho y lucho y pudo escapar. Se tiro al mar y nadando tardó 3:00
horas en llegar a tierra.
Aprendió
la lección, se fue a casa con su familia y se propuso no emprender
nuevas aventuras.
01/10/12
(CONTINUARÁ)...
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